¿Nos hemos visto en la necesidad de hacer algo que no deseamos?… la respuesta contúndete es ¡Si!, me atrevo a decir que esto sucede con mucha frecuencia, constantemente hay una lucha dentro de nosotros, entre lo que debemos hacer y lo que en realidad estamos haciendo… esto se debe ha que estamos constantemente llenos de deseos, y al mismo tiempo surgen situaciones en nuestro entorno que producen una cantidad sustancial de deseos adicionales… (Como si no bastara con los que ya tenemos)…
esta claro que, para la mayoría de nosotros, esta cantidad de deseos se encuentran dominando nuestras decisiones, ya que son un proceso inconsciente de nuestra voluntad y son muy pocas las veces en la vida en la que nos detenemos para determinar nuestras acciones en cuanto a lo que deseamos…
Pongámoslo de la siguiente manera: al momento de ir a estudiar en institutos de un nivel de educación superior, concientemente nos ponemos a meditar en cual debería ser la carrera o el titulo que mas nos gustaría obtener y empezamos a ver las diferentes opciones como: medicina, arquitectura, leyes, etc… normalmente elegimos la carrera que deseamos estudiar… esto es un buen ejemplo de lo que sucede cuando sometemos nuestro deseo frente a una situación que puede cambiar nuestras vidas… aunque a veces no suceda de esta manera de algo estamos seguros, nuestro deseo de ir y prepararnos académicamente, no hizo nada con nosotros que no hubiéramos entendido y decidido…
Ahora en otra situación, cuando nos toca elegir nuestra comida favorita no nos sentamos detenidamente a pensar: “bueno, a partir de hoy cambiare mi comida favorita” porque ya no me gusta que “tal o cual comida” sea mi “comida favorita”… normalmente no es así, cuando cambiamos de comida favorita lo hacemos porque ya no deseamos comer nuestra “antigua comida favorita” y ahora probamos una “nueva comida favorita” que nos gusta mas y ahora deseamos más…sin que esto tenga mayores concecuencias…
Esto demuestra que la mayoría de las veces no palpamos concientemente lo que deseamos, echemos un vistazo hacia atrás: ¿Quiénes somos hoy?, ¿Con quien nos casamos?, ¿Qué carro tenemos hoy?, ¿En donde vivimos?, ¿Cuántos hijos tenemos?, ¿Qué relación tenemos con nuestros familiares y amigos?, etc. La respuesta contundente a estas preguntas son: “lo que deseamos ayer”… aunque nuestros gustos cambien, las decisiones que tomamos en el pasado fueron impulsados por nuestros propios deseos, o deseos de los demás que influyeron sobre nuestras vidas… y hoy somos “lo que deseamos ayer”…
Sabiendo esto lo que deseamos a partir de ahora debe tener un nuevo significado para nuestras vidas…
“Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora.
Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú”
En el evangelio del apóstol Marcos 14:35-36 se describe una tremenda situación, el deseo del hijo de Dios es que su padre aparte de el ese momento tan difícil y duro… no esta decidiendo que carrera estudiar, o que carro comprar, o que ropa usar… tiene que tomar una decisión que le va a costar la vida, y tiene que sobreponerse en contra de su deseos porque sabe que lo que debe hacer no es lo que desea… ya todos sabemos que la decisión tomada por Jesús en contra de su deseo “que si fuese posible, pasase de él aquella hora” cambio el curso de la historia y de nuestras vidas…
¿Deseamos tener una comunión mas profunda con Dios a través de su Espíritu Santo?, ¿Deseamos ser hombres y mujeres entregados al llamamiento que el Señor nos hace?, ¿Deseamos vivir una vida abundante en Jesús y anunciar sus maravillas a quienes no le conocen?, ¿Deseamos vivir una vida de obediencia a su Palabra?, ¿Deseamos escuchar su voz en nuestros corazones?, ¿Deseamos la amistad con Dios a través de su Espíritu Santo?….
¿No estamos viviendo ninguna de estas situaciones en el día de hoy?
La respuesta es muy sencilla, ayer estábamos tan ocupados en satisfacer nuestros propios deseos que nos olvidamos de desear tener una comunión mas profunda con El, nuestros deseos son tantos que no prestamos atención al deseo de ser llamados siervos de Dios, hicimos caso omiso al deseo de vivir una vida abundante, de vivir en su Palabra y mucho menos de escuchar su voz y ser su amigo… eres hoy lo que deseaste ayer…
Nuestro Dios tiene el deseo de tener una comunión profunda con nosotros, este fue el deseo que lo impulso a entregar a su único hijo en propiciación por nosotros, ¿que haremos ante esta realidad?
“Yéndose un poco adelante, se postró en tierra, y oró que si fuese posible, pasase de él aquella hora.
Y decía: Abba, Padre, todas las cosas son posibles para ti; aparta de mí esta copa; mas no lo que yo quiero, sino lo que tú”
Marcos 14:35-36
Christian Sebastia
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